lunes, 19 de marzo de 2007

Eclipse Solar


Para una mayor información sobre los eclipses, os recomendamos visitar un texto divulgativo de Enrique y Pedro Velasco, autores de la Guía del Cielo de Procivel, que tenemos también en la sección de la web dedicada por el Pamplonetario al eclipse anular del 3 de octubre de 2005. En esa página, además, enlazamos con varios textos informativos sobre la historia, la astronomía y los mitos asociados a los eclipses, así como diverso material didáctico que puede servir de orientación para actividades escolares. Igualmente, recomendamos el texto de X. Dositeo Vega (Altega - Xestión do Lecer) "Eclipses de Sol - Manual didáctico (2ª edición)" (en gallego y en castellano en PDF).
Los eclipses son fenómenos relativamente poco frecuentes, pero de indudable interés para el observador del cielo. Un eclipse de sol puede describirse como la ocultación gradual del disco solar por la oscura silueta de la Luna cuando ésta, en su movimiento mensual a lo largo del zodiaco, da alcance al Sol cubriéndolo total o parcialmente. En el caso de un eclipse parcial el efecto en la Tierra es casi imperceptible a lo largo de las varias horas de duración, y sólo el uso de filtros especiales que nos permitan mirar al Sol sin riesgo para la vista puede mostrarnos lo que está sucediendo. Únicamente en el caso excepcional de tratarse de un eclipse total el panorama cambia drásticamente en los escasos minutos en que la Luna mantiene completamente tapado al Sol, pues la claridad del día deja paso a un breve crepúsculo en el que incluso aparecen las estrellas más brillantes y los planetas observables a simple vista.
Este eclipse del 29 de marzo será solamente parcial en nuestro país, con el disco lunar ocultando entre un 20 y un 40% del disco solar. De esta manera, desde luego no se va a hacer de noche, ni bajará demasiado la luz. Será, eso sí, muy reconocible el disco solar mordido por la silueta de la Luna. Algo que nos obliga a avisar, como siempre hacemos, que es muy peligroso observar el Sol sin las protecciones adecuadas.
Nunca se repetirá lo bastante: ¡cuidado!
Cualquier observación del cielo en direcciones cercanas al Sol es peligros. Muy peligrosa. Y más mirar al Sol de frente. Por supuesto, no te decimos nada que no sepas, que no hayas notado. Como sucedía el pasado 3 de octubre de 2005 la Luna, nuestro satélite, pasa por delante del Sol según lo vemos desde la Tierra. Este eclipse es un fenómeno que sucede SOBRE EL DISCO SOLAR. Así que imagínate. No es seguro mirarlo... salvo que contemos con protecciones adecuadas.
Claro, posiblemente crees que ya te las sabes todas: lo de usar un vidrio de soldador, unas gafas del eclipse del año pasado, o las del tránsito de Venus del 2004, que todavía guardas por ahí o esos negativos velados y revelados que decían hace unos años... Pues no: o no siempre. (Por ejemplo, es conveniente que compruebes que tus gafas de eclipse están sin marcas ni rozaduras que podrían dejar pasar la luz solar.) En un eclipse una parte del disco solar es ocultada por la Luna. Pero durante gran parte del fenómeno, una buena porción del disco sigue enviándonos luz: incluso en las zonas donde el eclipse es más central, de manera que durante unos minutos se producirá el eclipse anular, la luz del Sol puede dañarnos irreparablemente nuestros ojos.
Así que el fenómeno, que dura un buen rato, da para mucho -demasiado- de mirar al Sol. Y aquí radica la base del peligro: normalmente a nadie se le ocurre quedarse mirando al Sol. Pero durante un eclipse, ¿a que apetece? Pues olvídalo si no andas preparado: las gafas de eclipse y los vidrios adecuados de fundición pueden resultar convenientes para mirarlo, pero no todo el rato, de forma continuada. Conviene tener esto en cuenta y no confiarnos nunca.
Como recomendación general: no mires al Sol. No mires a simple vista sin la protección adecuada. Y si notas la más mínima molestia aun usando esa protección, DEJA INMEDIATAMENTE DE MIRAR. Puede que sea un poco tarde y ya tengas una lesión, así que ándate con cuidado.

No mires nunca directamente al sol sin una protección adecuada, porque esto podría provocarte ceguera total en sólo unos pocos segundos.
Asegúrate siempre de utilizar filtros ópticos adecuados para proteger tus ojos.
Nunca mires directamente al Sol a través de un telescopio o cualquier instrumento óptico, salvo que estés utilizando filtros profesionales adecuados.
En caso de duda, es mejorNO MIRAR AL SOL

¿POR QUË LOS ECLIPSES?Ante todo, deberíamos saber que todo es culpa de una coincidencia. O de varias, como suele suceder siempre. En primer lugar, porque tenemos una Luna, el satélite natural que orbita en torno a nuestro planeta, y a veces pasa muy cerca de donde está el Sol. En segundo lugar, porque los tamaños aparentes (vistos desde la superficie de la Tierra) de ambos astros son bastante similares. Si la Luna fuera mucho más grande que el Sol, tendríamos eclipses cada mes, y nadie les concedería mayor importancia. Si fuera más pequeña, no habría eclipses, y tampoco sabríamos nada de ellos. Pero no: estas coincidencias hacen que al menos dos veces al año la Luna se coloque más o menos por delante del Sol. A veces, más normalmente, no se coloca "exactamente" por delante, con lo que el eclipse es parcial. Pero cuando el alineamiento es mejor, tenemos un eclipse total. Cierto es que esa conjunción de los dos astros sólo se produce sobre una estrecha franja de unos pocos kilómetros de ancho.
Todo esto está regido por los movimientos de rotación y traslación de la Tierra en torno al Sol y de la Luna en torno a la Tierra, es decir, gobernado por la atracción gravitatoria que conforma los movimientos de los planetas. Esa especie de reloj a veces junta las manecillas, produciéndose los eclipses. Desde muy antiguo, los astrónomos fueron aprendiendo a predecirlos, al comprobar las regularidades de ese reloj astronómico. Hoy nos sigue sorprendiendo la precisión de los eclipses, pero ya desde hace más de 3.000 años sabemos calcularlos.
¿CÓMO VERLO?Se suele decir que lo mejor, ante un eclipse, es -si no se prepara uno adecuadamente- es verlo por la televisión. Lo cierto es que mirar al Sol es una experiencia peligrosa: tanta luz nos llega que fácilmente podría dañarnos la sensible maquinaria del ojo. Jamás debemos mirar al Sol directamente, sin usar un filtro adecuado: por ejemplo, colocar delante del ojo un par de trozos de película velada, o un filtro solar (gafas de eclipse, las llaman...), un vidrio de soldador adecuado. El tradicional vidrio ahumado puede ser insuficiente. En cualquier caso, lo mejor es probar unos días antes con lo que elijamos, y mirar al Sol unos segundos: si luego, al cerrar el ojo seguimos teniendo la imagen del Sol como un destello, es que nos llega demasiada luz.
Y por supuesto, nada de mirarlo a través de instrumentos ópticos a lo loco: teleobjetivos, prismáticos o catalejos concentran la energía luminosa del Sol, y ello nos puede provocar graves lesiones en la retina. Si se quieren obtener fotos, lo mejor es utilizar filtros profesionales antes del objetivo, que reduzcan la luz cientos de miles de veces de intensidad.
En el caso de que tengamos la suerte de poder acudir a un lugar donde se dé el eclipse total, cuando comienza la totalidad uno puede mirar el eclipse sin más: la luz de la fotosfera solar ha desaparecido, ocultada por la Luna, y lo que podemos ver entonces es la luz tenue y blanquecina que emiten las capas exteriores de la atmósfera solar, una amplia corona que se extiende mucho más allá del disco, y que es un espectáculo único de los eclipses.

No hay comentarios: